Noches de hospital
ANÉCDOTA.
Hace una semana en fin de semana estaba en el hospital con mi mamá, después fue día festivo y yo seguí en el hospital... la vdd es que apredi muchas cosas esos días, gracias a Dios mi mamá fue mejorando día a día, pero en la semana que estuve ahí muchas personas no contaron con la misma salud que mi mamá. Les puedo decir que esa semana a pesar de las dificultades que pase encontré un familia que me adopto en segundos. Después a mi me tocó adoptar.
La primer noche a penas notaron que me quedaría a dormir ahí en urgencias me dieron su apoyo (en unas sillas en dónde todos solemos esperar consultas , esas sillas se convirtieron en mi cama). Mi juevebes, mi viernes de movis y mi sábado de amigos se convirtieron en esperar cada hora cinco minutos para poder ver a mi mamá. Mi mejor consejera era la policia que cuidaba la puerta de urgencias, que a pesar de la cara de preocupación que todos teníamos ella siempre tenía una palabra que nos hacia sonreír. Familias completas en espera de la recuperación de sus familiares me acogieron en sus familias, me preguntaban como seguía mi mamá, me escuchaban y cada que se podía me apoyaban. Yo aprendí de esa rutina y cada que uno entraba a ver a su familiar preguntaba como seguía, si podía apoyar en algo. Sufrí con algunos la montaña rusa de salud que ahí se vive. Ver bien al familiar y después escuchar al doctor que no se puede hacer más. Una noche platicaba con esas personas y me motivaban y la noche que siguió esas personas estaban velando a sus familiares. Rostros que vi sonreír y me reconocían cada vez que entraba a esa pequeña sala de urgencias y después tomarón ese largo sueño que algunos llamamos muerte. No importaba que tan pequeño o grave fuera la situación, si eras familiar, el enfermo o la policía. Simpre encontré miradas y palabas de esperanza, fué ahí en ese lugar tan vulnerable dónde encontré y conocí el verdadero significado de la palabra "solidaridad". Dónde no dejas de conocer personas hasta tu último aliento y que inclusive asi conozcas a alguién en sus últimos momentos, tódos llegamos y estamos en la vida de cada persona por algo y ese momento es perfecto porque llegamos aprender lo necesario o llegamos aportar lo necesario. Les juro que por siempre llevaré en mis recuerdos la gran experiencia que tuve esa semana, pero sobretodo el aprendizaje que me dejaron esas personas que no importaba que estuvieran sufriendo el temor de perder a su ser querido, tuvieron para mi una sonrisa y una palabra sincera de aliento.
Anteriormente ya para terminar (porque ahora si me extendí mucho) he ido a hospitales disfrazada de lo que se me ha ocurrido, he llevado comida, juguetes y segun yo la mejor actitud para hacer sonreir a las personas que estan internadas o tienes sus familiares internados y no había comprendido la magia que en verdad es hacer eso. Porque hubo tardes dónde no comía nada por no llevar dinero. Noches dónde dormí solo dos horas o menos por la preocupación de como estaba mi mamá. Días dónde no sabía que más me podría tocar ver en el hospital. Y pensar que en ese momento pudieran llegar unos locos disfrazados, o una angeles con comida, alegría y oraciones me hacía sonreír y darme cuenta que aunque no conociamos el dolor, dábamos esperanza de vida. En verdad jamás olvidemos a los enfermos ni a sus familiares, es muy desgastante estar ahí. Pero es peor saber que no hay nadie orando por ti. Yo estoy muy agradecida porque Dios me premió con este gran aprendizaje donde pude conocer personas que me apoyaron sin conocer mi nombre y en dónde yo pude apoyar con lo poco o mucho que tenía. Mi mamá gracias Dios mejoró, pero hoy este escrito o esta anécdota va dedicada para esas tres personas que dieron su último aliento esa semana que estuve ahí, para sus familiares que me apoyaron a pesar de estar en momentos tan dificiles para ellos y para todas esas personas que hasta el momento siguen en el hospital esperando la recuperación de sus familiares.
Que Dios los bendiga a todos.
Hace una semana en fin de semana estaba en el hospital con mi mamá, después fue día festivo y yo seguí en el hospital... la vdd es que apredi muchas cosas esos días, gracias a Dios mi mamá fue mejorando día a día, pero en la semana que estuve ahí muchas personas no contaron con la misma salud que mi mamá. Les puedo decir que esa semana a pesar de las dificultades que pase encontré un familia que me adopto en segundos. Después a mi me tocó adoptar.
La primer noche a penas notaron que me quedaría a dormir ahí en urgencias me dieron su apoyo (en unas sillas en dónde todos solemos esperar consultas , esas sillas se convirtieron en mi cama). Mi juevebes, mi viernes de movis y mi sábado de amigos se convirtieron en esperar cada hora cinco minutos para poder ver a mi mamá. Mi mejor consejera era la policia que cuidaba la puerta de urgencias, que a pesar de la cara de preocupación que todos teníamos ella siempre tenía una palabra que nos hacia sonreír. Familias completas en espera de la recuperación de sus familiares me acogieron en sus familias, me preguntaban como seguía mi mamá, me escuchaban y cada que se podía me apoyaban. Yo aprendí de esa rutina y cada que uno entraba a ver a su familiar preguntaba como seguía, si podía apoyar en algo. Sufrí con algunos la montaña rusa de salud que ahí se vive. Ver bien al familiar y después escuchar al doctor que no se puede hacer más. Una noche platicaba con esas personas y me motivaban y la noche que siguió esas personas estaban velando a sus familiares. Rostros que vi sonreír y me reconocían cada vez que entraba a esa pequeña sala de urgencias y después tomarón ese largo sueño que algunos llamamos muerte. No importaba que tan pequeño o grave fuera la situación, si eras familiar, el enfermo o la policía. Simpre encontré miradas y palabas de esperanza, fué ahí en ese lugar tan vulnerable dónde encontré y conocí el verdadero significado de la palabra "solidaridad". Dónde no dejas de conocer personas hasta tu último aliento y que inclusive asi conozcas a alguién en sus últimos momentos, tódos llegamos y estamos en la vida de cada persona por algo y ese momento es perfecto porque llegamos aprender lo necesario o llegamos aportar lo necesario. Les juro que por siempre llevaré en mis recuerdos la gran experiencia que tuve esa semana, pero sobretodo el aprendizaje que me dejaron esas personas que no importaba que estuvieran sufriendo el temor de perder a su ser querido, tuvieron para mi una sonrisa y una palabra sincera de aliento.
Anteriormente ya para terminar (porque ahora si me extendí mucho) he ido a hospitales disfrazada de lo que se me ha ocurrido, he llevado comida, juguetes y segun yo la mejor actitud para hacer sonreir a las personas que estan internadas o tienes sus familiares internados y no había comprendido la magia que en verdad es hacer eso. Porque hubo tardes dónde no comía nada por no llevar dinero. Noches dónde dormí solo dos horas o menos por la preocupación de como estaba mi mamá. Días dónde no sabía que más me podría tocar ver en el hospital. Y pensar que en ese momento pudieran llegar unos locos disfrazados, o una angeles con comida, alegría y oraciones me hacía sonreír y darme cuenta que aunque no conociamos el dolor, dábamos esperanza de vida. En verdad jamás olvidemos a los enfermos ni a sus familiares, es muy desgastante estar ahí. Pero es peor saber que no hay nadie orando por ti. Yo estoy muy agradecida porque Dios me premió con este gran aprendizaje donde pude conocer personas que me apoyaron sin conocer mi nombre y en dónde yo pude apoyar con lo poco o mucho que tenía. Mi mamá gracias Dios mejoró, pero hoy este escrito o esta anécdota va dedicada para esas tres personas que dieron su último aliento esa semana que estuve ahí, para sus familiares que me apoyaron a pesar de estar en momentos tan dificiles para ellos y para todas esas personas que hasta el momento siguen en el hospital esperando la recuperación de sus familiares.
Que Dios los bendiga a todos.